CASO MAGNICIDIO
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La hebra que toma el juez Alejandro Madrid al procesar a 2 médicos y 2 ex
militares por las muertes de reos de la ex Cárcel Pública de Santiago aporta
antecedentes claves en la pista referida al uso de toxina botulínica y otras
sustancias químicas para asesinar a opositores a la dictadura de Augusto
Pinochet.
El magistrado, que está a cargo de la indagación caratulada como homicidio y
eventualmente con alguna de estas sustancias del ex Presidente Eduardo Frei
Montalva, establece que la toxina fue requerida a Brasil por el Instituto
Bacteriológico y luego dirigida a oficinas de la Dirección de
Inteligencia del Ejército (Dine).
Junto con dictar los procesamientos, la resolución establece que “la
sustancia que produjo el envenenamiento de los internos antes referidos fue
obtenida por el Instituto Bacteriológico, en donde había sido
solicitada por su Director al organismo correspondiente de Brasil”.
Apunta que ésta fue “enviada vía valija diplomática a Chile y, con
posterioridad remitida al Laboratorio ubicado, en ese tiempo, en la calle Carmen
N°339, dependiente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), siendo a
la postre introducida, dicha toxina, a la antigua Cárcel Pública de Santiago,
ubicada en la calle General Mackenna de esta ciudad”.
La hebra que toma el juez Alejandro Madrid al procesar a 2 médicos y 2 ex
militares por las muertes de reos de la ex Cárcel Pública de Santiago aporta
antecedentes claves en la pista referida al uso de toxina botulínica y otras
sustancias químicas para asesinar a opositores a la dictadura de Augusto
Pinochet.
El magistrado, que está a cargo de la indagación caratulada como homicidio y eventualmente con alguna de estas sustancias del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, establece que la toxina fue requerida a Brasil por el Instituto Bacteriológico y luego dirigida a oficinas de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine).
Junto con dictar los procesamientos, la resolución establece que “la sustancia que produjo el envenenamiento de los internos antes referidos fue obtenida por el Instituto Bacteriológico, en donde había sido solicitada por su Director al organismo correspondiente de Brasil”.
Apunta que ésta fue “enviada vía valija diplomática a Chile y, con posterioridad remitida al Laboratorio ubicado, en ese tiempo, en la calle Carmen N°339, dependiente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), siendo a la postre introducida, dicha toxina, a la antigua Cárcel Pública de Santiago, ubicada en la calle General Mackenna de esta ciudad”.
El magistrado, que está a cargo de la indagación caratulada como homicidio y eventualmente con alguna de estas sustancias del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, establece que la toxina fue requerida a Brasil por el Instituto Bacteriológico y luego dirigida a oficinas de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine).
Junto con dictar los procesamientos, la resolución establece que “la sustancia que produjo el envenenamiento de los internos antes referidos fue obtenida por el Instituto Bacteriológico, en donde había sido solicitada por su Director al organismo correspondiente de Brasil”.
Apunta que ésta fue “enviada vía valija diplomática a Chile y, con posterioridad remitida al Laboratorio ubicado, en ese tiempo, en la calle Carmen N°339, dependiente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), siendo a la postre introducida, dicha toxina, a la antigua Cárcel Pública de Santiago, ubicada en la calle General Mackenna de esta ciudad”.
eL DATO DE LA EX DIRECTORA DEL ISP
La presencia de toxina botulínica en dependencias públicas en complicidad con
aparatos de seguridad del régimen, además de los rastros judiciales que apuntan
a su uso, se hizo patente con las reveladoras declaraciones de Ingrid Heitmann, que
dirigió el Instituto de Salud Pública (ISP) entre 2007 y
2010.
La doctora Heitmann dijo que las toxinas estaban escondidas en un subterráneo
del ISP, ubicado a un costado del Estadio Nacional en Santiago y precisó: "eran
dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la
mitad de Santiago (...) Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuantos".
La ex autoridad dijo que las ampollas permanecieron en secreto en el
subterráneo del Instituto de Salud Pública durante 27 años y cuando se les
descubrió fueron incineradas en 2008, sin informar al entonces gobierno de
Michelle Bachelet ni a la justicia. La entidad salió luego a emitir un
comunicado en que descarta
su presencia hoy.
La presencia de toxina botulínica en dependencias públicas en complicidad con
aparatos de seguridad del régimen, además de los rastros judiciales que apuntan
a su uso, se hizo patente con las reveladoras declaraciones de Ingrid Heitmann, que
dirigió el Instituto de Salud Pública (ISP) entre 2007 y
2010.
La doctora Heitmann dijo que las toxinas estaban escondidas en un subterráneo del ISP, ubicado a un costado del Estadio Nacional en Santiago y precisó: "eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago (...) Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuantos".
La ex autoridad dijo que las ampollas permanecieron en secreto en el subterráneo del Instituto de Salud Pública durante 27 años y cuando se les descubrió fueron incineradas en 2008, sin informar al entonces gobierno de Michelle Bachelet ni a la justicia. La entidad salió luego a emitir un comunicado en que descarta su presencia hoy.
La doctora Heitmann dijo que las toxinas estaban escondidas en un subterráneo del ISP, ubicado a un costado del Estadio Nacional en Santiago y precisó: "eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago (...) Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuantos".
La ex autoridad dijo que las ampollas permanecieron en secreto en el subterráneo del Instituto de Salud Pública durante 27 años y cuando se les descubrió fueron incineradas en 2008, sin informar al entonces gobierno de Michelle Bachelet ni a la justicia. La entidad salió luego a emitir un comunicado en que descarta su presencia hoy.