DIARIO O GLOBO DE BRASIL SE REFIERE AL LIBRO MAGNICIDIO
Berríos repartía armas químicas por la calle
Brasil le enviaba a Pinochet la toxina botulínica y el científico, asesinado en Uruguay, la repartía entre los agentes.
En momentos en que la comunidad internacional debate acerca de las posibles sanciones o ataques contra el gobierno sirio por haber usado armas químicas, el diario brasileño O Globo informó que durante la dictadura del general chileno Augusto Pinochet (1973-1990) el gobierno de Brasil le proporcionó armas químicas, más concretamente toxina botulínica, mucho más potente que el cianuro.En momentos en que la comunidad internacional debate acerca de las posibles sanciones o ataques contra el gobierno sirio por haber usado armas químicas, el diario brasileño O Globo informó que durante la dictadura del general chileno Augusto Pinochet (1973-1990) el gobierno de Brasil le proporcionó armas químicas, más concretamente toxina botulínica, mucho más potente que el cianuro.
Simultáneamente, el periodista Benedicto Castillo publicó en su libro “Magnicidio”, sobre la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva en 1982, que el científico Eugenio Berríos, repartía esta toxina por la calle a los agentes del servicio de inteligencia de la dictadura chilena.
Berríos fue traído a Uruguay por la Inteligencia chilena para darle protección de la Justicia de aquel país. Aquí fue asesinado de un tiro en la cabeza y su cadáver apareció en el balneario El Pinar. Tres oficiales uruguayos están presos en Chile por secuestro que presuntamente terminó en el asesinato del científico, supuestamente a manos de oficiales chilenos.
“Esto me lo contó el abogado Ulises Agurto, ex subsecretario de Agricultura subrogante de Frei Montalva. Él acompañaba a Berríos hasta Bandera con Huérfanos, donde el químico entregaba la toxina botulínica a agentes de la CNI. Todo eso lo cuento en mi libro”, recordó Castillo, según el diario La Nación.
“El tema de la toxina botulínica, que puede matar a miles de personas con ínfimas dosis, no es nuevo, aparece mencionada en varios casos de crímenes de la dictadura, pero no se sabía que había ampollas escondidas en el Instituto de Salud Pública”, añadió.
“Está comprobado científicamente que dos presos políticos murieron envenenados con esta sustancia y otros tres resultaron heridos en 1981, poco antes de la muerte de Frei. Les echaron la toxina en la comida. También se investigó si fue usada en el crimen del cabo del Ejército Manuel Leyton, agente de la DINA, asesinado en 1977 por revelar a Carabineros que la DINA le había robado una renoleta a un detenido desaparecido arrojado al mar. Se descubrió que fue asesinado con gas sarín”, explicó el escritor.
En tanto, el diario brasilero dijo que el entonces gobierno militar de Brasilia ofreció ayuda a Pinochet, entre ellos armas bioquímicas a Pinochet para "poder eliminar con mayor eficacia a sus adversarios políticos".
Simultáneamente, el periodista Benedicto Castillo publicó en su libro “Magnicidio”, sobre la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva en 1982, que el científico Eugenio Berríos, repartía esta toxina por la calle a los agentes del servicio de inteligencia de la dictadura chilena.
Berríos fue traído a Uruguay por la Inteligencia chilena para darle protección de la Justicia de aquel país. Aquí fue asesinado de un tiro en la cabeza y su cadáver apareció en el balneario El Pinar. Tres oficiales uruguayos están presos en Chile por secuestro que presuntamente terminó en el asesinato del científico, supuestamente a manos de oficiales chilenos.
“Esto me lo contó el abogado Ulises Agurto, ex subsecretario de Agricultura subrogante de Frei Montalva. Él acompañaba a Berríos hasta Bandera con Huérfanos, donde el químico entregaba la toxina botulínica a agentes de la CNI. Todo eso lo cuento en mi libro”, recordó Castillo, según el diario La Nación.
“El tema de la toxina botulínica, que puede matar a miles de personas con ínfimas dosis, no es nuevo, aparece mencionada en varios casos de crímenes de la dictadura, pero no se sabía que había ampollas escondidas en el Instituto de Salud Pública”, añadió.
“Está comprobado científicamente que dos presos políticos murieron envenenados con esta sustancia y otros tres resultaron heridos en 1981, poco antes de la muerte de Frei. Les echaron la toxina en la comida. También se investigó si fue usada en el crimen del cabo del Ejército Manuel Leyton, agente de la DINA, asesinado en 1977 por revelar a Carabineros que la DINA le había robado una renoleta a un detenido desaparecido arrojado al mar. Se descubrió que fue asesinado con gas sarín”, explicó el escritor.
En tanto, el diario brasilero dijo que el entonces gobierno militar de Brasilia ofreció ayuda a Pinochet, entre ellos armas bioquímicas a Pinochet para "poder eliminar con mayor eficacia a sus adversarios políticos".
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